domingo, 12 de febrero de 2017

El matrimonio pobre

Hay historias de amor que conmueven y llegan al corazón, como la que comparto esta semana.

Una de las características del verdadero amor es compartir todo lo que se tiene con la persona amada, sin tener en cuenta si es costoso o requiere un esfuerzo.


Y si además se comparte la posesión más preciada que uno posee, es lo más bonito que hay. 

La expresión más sublime del amor es, como dice Cristo, la de ser capaces de dar la vida por el otro. Y en estos tiempos que estamos viviendo, marcados por el individualismo y el egoísmo, es bueno recordar que lo único que llena el corazón humano es precisamente el amor.

Aquí va a continuación este cuento con una historia de amor titulado El matrimonio pobre. Espero que os guste.  
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El matrimonio pobre

Formaban un matrimonio pobre. Ella hilaba a la puerta de su choza, pensando en su marido. Todo el que pasaba se quedaba prendado de la belleza de su cabello, negro, largo, como hebras brillantes salidas de su rueca. 

Él iba cada día al mercado a vender algunas frutas. A la sombra de un árbol se sentaba a esperar, sujetando entre los dientes una pipa vacía. No llegaba el dinero para comprar un pellizco de tabaco.

Se acercaba el día del aniversario de la boda y ella no cesaba de preguntarse qué podía regalar a su marido. Y además ¿con que dinero?

Una idea cruzó su mente. Sintió un escalofrío al pensarlo, pero al decidirse todo su cuerpo se estremeció de gozo: vendería su pelo para comprarle tabaco.

Ya imaginaba a su hombre en la plaza, sentado ante sus frutas, dando largas bocanadas a su pipa: aromas de incienso y de jazmín darían al dueño del puestecillo la solemnidad y prestigio de un verdadero comerciante. 
 
Sólo obtuvo por su pelo unas monedas, pero eligió con cuidado el más fino estuche de tabaco. 

El perfume de las hojas arrugadas compensaba largamente el sacrificio de su pelo.

Al llegar la tarde regresó el marido. Venía cantando alegre por el camino. 

Traía en su mano un pequeño envoltorio: eran unos peines que acababa de comprar para su mujer tras vender su pipa...


La Historia de la Semana

sábado, 11 de febrero de 2017

No me responde...

A veces nos asalta una pregunta que nos interpela profundamente y nos deja meditativos: ¿realmente Dios escucha mi oración?

Hay momentos de la vida interior que no sabemos responder a esta pregunta y nos deja sumidos en una purificación espiritual. Pero al final caemos en la cuenta de que  Dios, como buen Padre que es, no se aleja de nosotros sino que está siempre presente a nuestro lado, aunque no seamos capaces de apreciarlo.

La historia de la esta semana, titulada No me responde..., nos adentra en este misterio de la mano de un joven monje...
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No me responde...

Un joven monje muy cumplidor de sus obligaciones dedicaba todos los días un rato a la oración. Entraba en la iglesia con gran devoción, hacía la genuflexión, se sentaba en un banco, miraba al crucifijo del altar mayor y se quedaba ensimismado. 

Así un día tras otro. Pero el joven monje no se sentía satisfecho. Se decía a sí mismo que Dios lo había abandonado, ya que no respondía a su petición de hacer de él un hombre santo.

Entristecido por el silencio de Dios, el joven monje decidió acudir al maestro y contarle su preocupación. 

El maestro miró con ternura al joven y, después de una larga conversación, le aconsejó que siguiera haciendo oración.

Con el paso del tiempo, el joven monje descubrió una gran verdad: 


Dios sí respondía; era él quien no escuchaba: tan lleno estaba su corazón de cosas y de ruidos su alma.


La Historia de la Semana

lunes, 30 de enero de 2017

El monje equivocado

La animación que comparto esta semana me ha encantado porque tiene muchas ideas para reflexionar.

Se titula originalmente The Misguided Monk, algo así como El monje mal orientado o mal aconsejado, aunque me ha parecido mejor la que da título a la entrada de El monje equivocado.

El protagonista es un monje que vive aislado y que cuando está haciendo sus habituales ejercicios es interrumpido por un perrito, lo cual le causa una gran frustración. ¿Qué hace para evitarlo...?

Es una historia muy bonita sobre la amistad, la compañía y el saber salir de uno mismo para valorar a los demás, y de paso recordarnos que siempre hay que dar una segunda oportunidad.

Y nosotros, ¿qué hacemos cuando nos interrumpen...? 




La Historia de la Semana