sábado, 19 de diciembre de 2009

Mensaje para los enamorados

Se ha escrito mucho acerca del binomio amor-libertad, y seguro que todos los hemos experimentado en nuestra vida.


Visto desde fuera parece que las personas enamoradas pierden su libertad (¡incluso llegan a hacer cosas disparatadas que nos provocan sonrisas!), pero en realidad se trata simplemente de la forma que cada uno da a su libertad personal: en este caso encadenarse al ser querido porque se le quiere. 

Sin embargo, cuando el amor es verdadero la persona amada no se apropia en exclusiva de esa libertad, sino que deja espacio para que crezca y se enriquezcan mutuamente.

De esto trata este Mensaje para los Enamorados, que va dedicado con mucho cariño a todos los enamorados que participan de este blog. 


¡Espero que os guste!


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MENSAJE PARA LOS ENAMORADOS

Nacisteis juntos y juntos para siempre.
Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte 

esparzan vuestros días.
Sí, estaréis juntos en la memoria silenciosa de Dios.

Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.


Que sea, más bien, un amor inquieto, 
entre las costas de vuestras almas.
Llenaos el uno al otro vuestras copas, 

pero no bebáis solamente de una.
Daos el uno al otro de vuestro pan,
 
pero no comáis del mismo trozo.

Cantad y bailad juntos y estad alegres, 
pero que cada uno sea independiente,
como las cuerdas del laúd, 

que están solas aunque tiemblen al unísono.
Dad vuestro corazón, 

pero no para que vuestro compañero lo tenga.

 

Porque sólo la mano de la Vida 
puede contener vuestros corazones.
Y estad juntos, pero no demasiado juntos,
porque incluso los pilares del templo 

se plantan firmes y separados.
Y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés 

ni el ciprés bajo la sombra del roble.

Khalil Gibran



miércoles, 16 de diciembre de 2009

Sobre el Alzheimer

Las últimas semanas estoy yendo a misa en un pueblecito de la sierra norte de Madrid, en el que hay una residencia de minusválidos psíquicos y síndrome de Down que aparecen por allí con gran alboroto y alegría. 

Es un buen ejercicio mental ponerse en su lugar y descubrir cómo se sienten  para poder comprenderlos, quererlos y ayudarles a expresar lo bueno que llevan en su corazón. ¡En eso consiste la empatía!

En el video que viene a continuación un grupo de actores hace lo mismo para concienciarnos y sensibilizarnos de la situación de los enfermos de Alzheimer. 

Algunos tenemos familiares o amigos en esta situación y me ha parecido interesante compartirlo con todos. Aquí va:




viernes, 11 de diciembre de 2009

La Calumnia

La anterior entrada está dedicada a la paz.

Normalmente cuando hablamos de la paz pensamos en los países que están guerra, en sitios lejanos, en conflictos complicados. Y no solemos caer en la cuenta de que la paz comienza por nuestro propio entorno. Difícilmente se puede conseguir la paz si no la vivimos cada uno en el entorno, pequeño o grande, que nos corresponde: nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo,...


La historia de esta semana trata de un aspecto que va muy unido a la paz, pues la violencia no sólo se ejerce por la fuerza. También los comentarios pueden ser muy hirientes y no contribuyen a la paz. Y entre ellos están las calumnias o maledicencias que a veces corren de boca en boca en algunos ambientes.  


La historia de esta semana, que precisamente lleva por título La Calumnia, es un buen recuerdo para que no nos dejemos llevar por los comentarios negativos, y más aun en estos tiempos en que estamos a las puertas de la navidad y los buenos sentimientos tienen que ser los predominantes.

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La calumnia


Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, y todo por la envidia que le entró al ver el éxito que éste había alcanzado.

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:

- "Quiero arreglar todo lo que hice, ¿cómo puedo hacerlo?", a lo que el sabio respondió:

- "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suéltalas donde quiera que vayas".


El hombre, muy contento por aquello tan fácil, tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo:

- "Ya he terminado", entonces el sabio contestó:

- "Esa era la parte fácil... ahora debes volver a llenar el saco con esas mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas".

El hombre se sintió muy triste pues sabía lo que eso significaba, y no pudo juntar casi ninguna. 


Al volver, el hombre sabio le dijo:


- "Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya esta hecho. Lo único que puedes hacer ahora es perdirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste".