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martes, 27 de agosto de 2019

Cuerdas

La primer vez que vi este sencillo corto de animación titulado Cuerdas casi se me saltan las lágrimas por la sencillez, la inocencia y la sensibilidad de su planteamiento. Y lo he utilizado muchas veces para ilustrar el trabajo de voluntariado hecho de corazón.

Ha recibido numerosos galardones internacionales en numerosos festivales, comenzando por el Goya de 2014 al mejor corto de animación.

Narra una tierna historia de amistad entre dos niños que queda grabada en el corazón y tiene consecuencias pasados los años. Y responde a una pregunta que muchas veces nos hacemos los mayores: ¿qué podemos hacer ante las cosas negativas de la vida?

Pero lo mejor es ver el corto y sacar las propias conclusiones...



La Historia de la Semana

domingo, 7 de abril de 2019

Custodios de la llama

La labor que realizan los maestros y profesores en su trabajo cotidiano con los niños es realmente impagable, dando lo mejor de sí para educar y desarrollar la personalidad en las edades más importantes.


La historia de esta semana quiere rendir homenaje a todas esas personas que se entregan a los demás haciendo que crezcan interiormente y alcancen la madurez necesaria para integrarse en la sociedad que nos toca vivir.

El poeta W. Yeats dijo que la educación no es llenar una vasija sino encender una llama, la llama que cuidan con amor y entusiasmo los custodios de la llama.




La Historia de la Semana

jueves, 21 de marzo de 2019

El viaje en taxi

Dice un refrán castellano que donde menos se piensa salta la liebre, o sea,  que las cosas importantes pueden surgir cuando menos lo pensamos.

¿Y qué es una cosa importante? Muchas veces creemos que lo importante son cosas que nos superan y que acontecen muy raramente. 

Pero la realidad es la contraria: las cosas que consideramos 'pequeñas' tienen una componente especial que las hace importantes para la madurez y el desarrollo de la personalidad.

La historia de esta semana se ocupa de una cuestión sencilla: acompañar a una anciana en un viaje en taxi. Y con un poco de bondad y sencillez consigue llegar al fondo del corazón, para hacernos recordar la importancia de estas 'cosas pequeñas'.
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El viaje en taxi que nunca olvidaré

Una vez llegué a medianoche a recoger un pasajero a un edificio que estaba del todo oscuro, excepto una luz en la ventana de la planta baja. Este pasajero podría ser alguien que necesite mi ayuda, pensé. Así que me acerqué a la puerta y llamé. 

“Aguarde un minuto”, respondió una voz frágil de anciana. 

Después de una larga pausa, la puerta se abrió. Una pequeña mujer de unos 80 años estaba delante de mí. Llevaba un vestido estampado y un sombrero con un velo, como si fuera alguien de una película de los años cuarenta. A su lado había una pequeña maleta. El apartamento parecía como si nadie hubiera vivido en él durante años. Todos los muebles estaban cubiertos con sábanas. 

“¿Podría llevar mi bolso al carro?” dijo. 

Llevé la maleta al taxi y luego regresé para ayudarla. Me tomó del brazo y caminamos lentamente hacia el taxi. Ella me seguía agradeciendo mi amabilidad.

 “Oh, eres un buen chico”, dijo. 

Cuando llegamos al taxi, me dio una dirección y luego me preguntó: 

“¿Podrías conducir por el centro?” 

“No es el camino más corto”, respondí rápidamente. 

“Oh, no me importa”, dijo ella. “No tengo ninguna prisa. Voy de camino a un asilo. No me queda familia. El doctor dice que tampoco me queda mucho tiempo”. 

Me incliné en silencio y apagué el taxímetro. Durante las dos horas siguientes, recorrimos la ciudad. Ella me mostró el edificio donde hace tiempo había trabajado como ascensorista. Manejamos por el vecindario donde ella y su esposo habían vivido cuando eran recién casados. A veces me pedía que me detuviera frente a un edificio o esquina en particular y se quedaba mirando la oscuridad sin decir nada. 

Cuando la luz de sol anaranjada comenzaba a aparecer en el horizonte, de repente dijo: 

“Estoy cansada. Vamos ya”

Nos dirigimos en silencio hacia la dirección que me había dado. Era un edificio bajo, como una pequeña casa de reposo, con una entrada que pasaba por debajo de un pórtico.

Dos enfermeras se acercaron al taxi en cuanto nos detuvimos. Solícitas y atentas, cuidaban cada movimiento. Debían haberla estado esperando. Abrí el maletero y llevé la maleta pequeña a la puerta. La mujer ya estaba sentada en una silla de ruedas. 

“¿Cuánto te debo?” preguntó, metiendo la mano en su bolso. 

“Nada”, le dije. 

“Tienes que ganarte la vida”, respondió. 

“Hay otros pasajeros”. Casi sin pensarlo, me incliné y le di un abrazo. Ella me abrazó con fuerza. 

“Le diste un momento de alegría a una anciana”, dijo.

 “Gracias.” Apreté su mano, luego caminé hacia la tenue luz de la mañana. Detrás de mí, una puerta se cerró. Fue como el sonido de la clausura de una vida.
No recogí más pasajeros en mi turno. Conduje sin rumbo, perdido en mis pensamientos. En el resto de ese día, apenas podía hablar. 

¿Qué hubiera pasado si esa mujer hubiese encontrado un conductor malhumorado, o uno que estaba impaciente por terminar su turno? ¿Qué hubiera pasado si me hubiera negado a llevarla, o hubiera tocado la bocina sólo una vez, y luego me hubiese alejado? En una rápida ojeada, no creo que haya hecho nada más importante en mi vida. 

Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas giren en torno a grandes momentos. Pero los grandes momentos  nos encuentran a menudo desprevenidos, bellamente envueltos en lo que otros pueden considerar una pequeñez.



La Historia de la Semana

domingo, 23 de septiembre de 2018

La mejor medicina

 Una asignatura pendiente que tienen muchas personas es la de las relaciones interpersonales. Basta una pequeña discrepancia o un malentendido para sean causa de riñas, enfados, rupturas,...

Y casi siempre es por estar más pendiente de uno mismo, de los hábitos y costumbres personales, que de lo que la otra persona necesita en ese momento o quiere transmitir.
En definitiva, nos hace falta trabajar más la empatía y el acompañamiento para mejorar esas relaciones. 

La historia de esta semana toma como ejemplo la relación entre médico y paciente, y muestra cómo con un poco de empatía se obtienen mejores resultados. Se titula La mejor medicina, y aquí va a continuación.
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La mejor medicina

Un estudiante fue con un maestro para aprender el arte de curar. Vieron venir a un paciente y el maestro dijo:

-Este hombre necesita granadas para curarse.

El estudiante recibió al paciente y le dijo:

-Tiene usted que tomar granadas, es todo lo que necesita. 


El hombre se fue protestando y probablemente no consideró en serio el consejo. El estudiante corrió a su maestro y preguntó qué es lo que había fallado. El maestro no dijo nada y esperó a que de nuevo se dieran las circunstancias.

Pasó un tiempo y el maestro dijo de otro paciente:

-Ese hombre necesita granadas para curarse, pero esta vez seré yo quien actúe. 


Le recibió y se sentaron, hablaron de su familia, de su trabajo, de su situación, dificultades e ilusiones. El maestro con aire pensativo dijo como para sí mismo:

-Necesitarías algún fruto de cáscara dura, anaranjada, y que en su interior contenga granos jugosos de color granate.

 
El paciente interrumpió exclamando:

-¡Granadas!, ¿y eso es lo que podría mejorarme?

El paciente se curó y el estudiante tuvo una ocasión más para aprender que el remedio es la mitad de la cura.

La otra mitad es el acompañamiento y la respuesta de aquél a quien se cura.



La Historia de la Semana

domingo, 10 de junio de 2018

Juan Salvador Gaviota

Un libro que marcó toda una generación fue Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, publicado en el año 1970, y que constituyó todo un éxito literario en su día.

El protagonista del libro es una gaviota aburrida de seguir siempre a la bandada para buscar comida y que un día decide aprender a volar pero de verdad, descubriendo un mundo más allá de su horizonte cotidiano e iniciando un camino de superación que le lleva a la libertad y a la trascendencia.

Me ha parecido muy interesante compartirla en el blog porque trata aspectos como la responsabilidad, el acompañamiento, la perseverancia, la bondad,..., muy educativos y formativos para los jóvenes. Al final he incluido un cuestionario para trabajar sobre los valores que aparecen en el libro y puede ser útil para una clase.

El libro completo se puede descargar pinchando en este enlace.

Acompañando al texto se hizo una película documental muy bonita sólo de gaviotas a la que puso música el compositor Neil Diamond

El tema principal se puede ver en este video:



Algunas frases interesantes que hacen pensar:

Tienes que practicar y llegar a ver a la verdadera gaviota, ver el bien que hay en cada una, y ayudarlas a que lo vean en sí mismas. 

No creas lo que tus ojos te dicen. Sólo muestran limitaciones.
 Mira con tu entendimiento, descubre lo que ya sabes, y hallarás la manera de VOLAR.

Juan Gaviota descubrió que el aburrimiento y el miedo y la ira, son las razones por las que la vida de una gaviota es tan corta, y al desaparecer aquellas de su pensamiento, tuvo por cierto una vida larga y buena.

No se debe amar el odio y el mal.

La película completa, aunque está en mala calidad, se puede ver a continuación. Es un poco larga, pues dura hora y media. En ella se da lectura al libro completo.


Después de leer el libro o ver la película, se puede realizar un animado debate en clase partiendo del cuestionario que viene a continuación con las respuestas que van seguidamente.

Cuestionario para trabajar en una clase
1. ¿Que diferencia a Juan Salvador Gaviota de las otras gaviotas?
2. ¿Que relación hay en el libro entre comer y volar?
3. ¿Porque el dolor se asocia con la felicidad?
4. ¿Porque se plantea en el libro que el aburrimiento, el miedo y la ira acortan la vida?
5. ¿Que le enseña Rafael a Juan?
6. ¿Que le enseña Chiang a Juan?
7. ¿Por qué existe el miedo a aprender?
8. ¿Por qué la bondad y el amor son conocimientos elevados?
9. ¿Que significa "Gaviota que ve lejos,vuela alto"?
10. ¿Que Significa "Supera el tiempo y el espacio, y nos quedará el aquí"?
11. ¿Cuales son las cadenas del pensamiento?
12. ¿Por qué encontrarse a sí mismo es la manera de volar perfectamente?
13. ¿Cuales fueron los 5 primeros valores que reforzó Juan salvador y que le permitieron entender su autonomía?
14. ¿Cuando reconoce Juan Salvador Gaviota la libertad como un derecho?

Respuestas:
1. Juan Salvador no se conforma con el sentido de su existencia y busca un sentido superior. Las otras gaviotas están absortas en su existencia y en su rutina.
2. Para Juan volar es lo más importante en su vida, para las otras gaviota comer es lo importante.
3. El dolor se asocia con la felicidad porque el esfuerzo y el dolor que requiere abandonar una antigua forma de vida y alcanzar objetivos mayores son premiados con la felicidad que significa alcanzarlos.
4. El aburrimiento, el miedo y la ira son trastornos mentales que causan infelicidad y desmejoran la perspectiva de vida de quien los padece.
5. Rafael le enseña a Juan: El sentido de la amistad.
6. Chiang le enseña a Juan: A volar a la velocidad del pensamiento.
7. El miedo aprender es un reto que nos propone cambiar nuestros viejos conceptos y adoptar nuevos, lo que supone un cambio que a veces no queremos asumir.
8. La bondad y el amor son conocimientos elevados por que son el más profundo significado de la vida y la existencia de cada ser.
9. Gaviota que ve lejos, vuela alto: Si tienes objetivos mejores y superiores llegarás muy lejos; si te conformas con lo menos, te quedarás en la mediocridad, la ignorancia y la falta de logros.
10. Superar el tiempo y el espacio y nos quedará sólo un aquí: Significa que todo, no es más que una ilusión y lo que en tu alma prevalece es lo único verdadero.
11. Las cadenas del pensamiento son las falsas creencias que tienes de ti mismo, creer que no puedes, que eres limitado, que eres ignorante y no permitir intentar hacer las cosas por ti mismo.
12. Encontrar la verdadera naturaleza es importante, porque cuando descubres que eres más que un cuerpo limitado y que eres espíritu, entonces descubres que eres más de lo que piensas.
13. Respeto, responsabilidad, perseverancia, voluntad, bondad.
14. Cuando entiende que no se puede pasar por encima de los demás, ya que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Los pájaros

Muchas son las ideas que me ha sugerido esta historia titulada Los pájaros que comparto esta semana.

¿Cuántas veces hacemos las cosas por rutina, por costumbre, porque 'siempre se ha hecho así?

¿Cuántas veces nos limitamos a seguir a otros sin pensar en si es bueno o no?


Este cuento ilustra en forma de humor cómo los pájaros van en la bandada sin saber por qué ni a donde. Y cómo en ocasiones es necesaria la figura del líder para dar sentido y dirección a lo que se hace.


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Los pájaros


Un grupo de pájaros cruzaba el cielo en forma de "V" cuando a una nube le picó la curiosidad y quiso saber dónde se dirigían y qué planes tenían. 



Esperó a cruzarse en su camino y, con delicadeza, sin molestar ni entorpecer la marcha, que adivinaba que sería importante, se acercó con cuidado al último pájaro de una de las ramas de la "V" y le preguntó dulcemente:

- Dime, querido pájaro, si me lo puedes decir, ¿dónde os dirigís en un vuelo tan recto y tan largo, y qué vais a hacer allá? 

 
El pájaro, sin dejar de volar al ritmo de sus compañeros, contestó:

 
- ¡Ay, si yo lo supiera! Pero no tengo ni idea. Yo no hago más que seguir a mi compañero de delante. Voy donde va él, y vuelo hacia donde él vuela. Pregúntale a él. Él lo sabrá.
 
La nube se adelantó un poco, hasta llegar al pájaro de delante, y recibió la misma respuesta. Y así fue  pasando de un pájaro a otro y de una rama de la "V" a la otra, sin conseguir saciar su curiosidad. 


Todos le decían que ellos no sabían nada y que preguntara a los demás, que ellos lo sabrían. Pero nadie sabía nada. Cada uno seguía al de delante, sin preguntarse nada, y no podían dar respuesta. 


La nube tenía cada vez más curiosidad, hasta que no le quedó otro remedio que dirigirse al pájaro de la punta de la "V" corriendo el riesgo de molestarlo y distraerlo en su importante tarea de guía del grupo. 

Se disculpó, y le preguntó dónde iba con todos aquellos compañeros que lo seguían. El pájaro que hacía de guía le contestó:

- ¡Qué más quisiera yo, que saberlo! No tengo ni idea de dónde vamos. Pero todos éstos me vienen empujando por detrás, y no tengo más remedio que seguir volando, aunque no sepa donde me llevan. ¡Ellos lo sabrán! ¡Pregúntales a ellos!




La Historia de la Semana

viernes, 9 de octubre de 2015

Decálogo de la buena convivencia

Hoy día es prácticamente imposible vivir aislado de los demás. La propia dinámica de la vida nos lleva a estar rodeados de personas.

Y un aspecto fundamental de las relaciones humanas es la convivencia, el saber estar, el saber compartir nuestra experiencia.


Cuando se logra una buena convivencia se construye un ambiente agradable y feliz que ayuda a acometer todo lo que sea necesario. Por eso es un buen síntoma de madurez el saber estar al lado de las personas, desarrollar las habilidades de acompañamiento,... y son cualidades que un buen líder tiene que ejercer.

Comparto esta semana un Decálogo de la buena convivencia, que espero nos ayude en este arte de saber estar con los demás.

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Decálogo de la buena convivencia



1. No juegues nunca con los sentimientos de los demás. No avergüences a nadie, y mucho menos delante de otras personas.


2. Niégate a mortificar a otros con ocurrencias, sutilezas y genialidades, por muy superior que te creas en inteligencia, cultura, dinero, propiedades, poder, belleza, aptitudes... El humillado nunca lo olvidará.

3. Procura actuar siempre con justicia o, mejor aún, con cordialidad. De ese modo evitarás resentimientos y hostilidades. Una manera óptima de servir al prójimo consiste en amarlo.

4. No te dejes llevar por nerviosismos, impaciencias y egoísmos, que conducen irremediablemente a la insatisfacción y al descrédito. 


5. Nunca cortes las alas de la ilusión y de la esperanza a tus colaboradores; la esperanza y la ilusión alegran el corazón del ser humano y lo impulsan hacia otras realidades y espacios a veces insospechados.

6. Sé respetuoso con los demás. Sé correcto en el hablar. Procura no falsear nunca la verdad ni disfrazarla. Jamás perjudiques a nadie ni de palabra ni por escrito.

7. Aprende a acoger con una sonrisa. A veces es difícil sonreír. Sin embargo, ofrecer una sonrisa a alguien, en un momento determinado, puede aportar satisfacciones interiores y recompensas inesperadas.


8. Sé una persona emocionalmente estable. No pases de los gritos a la charla sosegada, de la alegría incontrolada a la depresión y las lágrimas.

9. Interésate por quien camina a tu lado triste, agobiado, preocupado; pero siempre dentro del mayor respeto por su intimidad. Saberse acompañado en los momentos difíciles, y de una manera incondicional, es el mejor remedio y la mayor demostración de una auténtica amistad. Es una de las grandes conquistas humanas.

10. Si quieres triunfar ante los demás, 'aprende a escuchar', 'ten paciencia', 'habla con ponderación' y aprende a 'ponerte en la piel del otro'. 




La Historia de la Semana

sábado, 7 de diciembre de 2013

No esperes...

En muchas ocasiones nuestras actitudes dependen de lo que hagan los demás que están a nuestro alrededor: esperamos que alguien dé el primer paso para luego continuar. 


Y nos cuesta un poco de trabajo ir por delante de las situaciones. El texto de esta semana, que lleva por título No esperes..., hace referencia precisamente a esta forma de afrontar las situaciones en que nos encontramos en la vida diaria.

Ciertamente es más fácil y requiere menos esfuerzo dejarse llevar por la corriente, pero es mucho más bonito en el acompañamiento de las personas y en la amistad actuar con liderazgo y creatividad para ser el primero en sorprender, ayudar, reconocer lo que vale el otro,...

Por eso yo me sumo a la campaña del 'no esperes a los acontecimientos sino vé por delante de ellos'. ¡A ver qué os parece el texto!

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No esperes...

No esperes una sonrisa para ser genial…

No esperes ser amado para amar…

No esperes estar solo para reconocer el inmenso valor de un amigo…

No esperes el luto del mañana para reconocer la importancia de quienes están hoy en tu vida…

No esperes tener el mejor de los empleos para ponerte a trabajar…

No esperes la nostalgia del otoño para recordar un consejo…

No esperes la enfermedad para reconocer que tan frágil es la vida…

No esperes a la persona perfecta para entonces enamorarte…

No esperes el dolor para pedir perdón…

No esperes la separación para buscar la reconciliación…

No esperes el dolor para curarte…

No esperes el elogio para creer en ti mismo…

No esperes que los demás tomen la iniciativa...

No esperes el “te amo” para decir “yo también”…

No esperes tener dinero por montones para entonces ayudar al pobre…

No esperes el día de tu muerte si aún no has amado la vida…

No esperes...


La Historia de la Semana

martes, 11 de septiembre de 2012

El detalle

Creo que ya lo he comentado en otras ocasiones, pero nunca está de más el repetirlo: el amor es un conjunto de detalles.

En los detalles es donde se muestra realmente la calidad de las relaciones humanas: 

no es lo mismo exigir una cosa que pedirla 'por favor', no es lo mismo dar un saludo genérico que aprovechar para interesarse por la otra persona, no es lo mismo sonreir y aliviar tensiones que ser una carga,...

Así podríamos seguir con un sinfin de detalles más que tenemos continuamente al alcance de la mano en la relación con las personas que conocemos, y que son importantes no tanto por su valor material sino por lo que significan para el otro.

El cuento de esta semana se titula precisamente El detalle, y nos recuerda que un simple detalle puede convertir un hecho normal en una obra de arte.

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El detalle

El alumno, según él, había terminado el cuadro y llamó a su maestro para que lo evaluara. 

 
Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento y concentración durante un rato.

Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. 


Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá.

Cuando el maestro le regresó las pinturas al alumno, el cuadro había cambiado notablemente. 

 
El alumno quedó asombrado: ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime.

Casi con reverencia le dijo al maestro: 


"¿Cómo es posible que con unos cuantos toques que sólo son simples detalles haya cambiado tanto el cuadro?".

El maestro le contestó: "Es que en esos pequeños detalles está el arte". 


La Historia de la Semana

jueves, 3 de mayo de 2012

El mejor trabajo del mundo

Aunque ya hemos puesto una entrada dedicada al Día de la Madre, (¡Gracias, mamá!) añadimos una más por medio de este video que acabo de recibir.

Se trata de un video titulado El mejor trabajo del mundo, y hace referencia al trabajo que hacen todas las madres del mundo para sacar adelante a sus hijos.

Es un anuncio realizado con ocasión de las próximas olimpiadas que se van a celebrar este verano en Londres, y, aunque está centrado en el papel que desempeñan las madres, me ha llamado mucho la atención por varios motivos que se pueden extrapolar al trabajo educativo:

- hace referencia al acompañamiento que el niño y el joven necesitan a lo largo de la vida.

- insiste en el apoyo incondicional, aun en los momentos de fracaso.

- busca los puntos fuertes en que destaca para potenciarlos y ser un elemento distintivo de los demás.

- está atento para reconocer las habilidades y aptitudes.

Pero lo mejor es pasar a verlo... y dedicarlo a las madres y a todos los que se desviven por los seres que quieren.


La Historia de la Semana

miércoles, 25 de abril de 2012

La rosa y el sapo

La historia de esta semana, como bien indica el título, tiene dos protagonistas: una rosa y un sapo. ¿Qué papel desempeña cada uno?

A primera vista es mucho más llamativa y deseable la rosa, pero eso no significa que el sapo sea menos importante en la relación entre ambos.

Para mí, el texto es una parábola sobre la humildad: nunca nos podemos considerar superiores a los demás simplemente por nuestro aspecto o nuestros logros.

O dicho de otra manera: nos hace ser conscientes de que vivimos en un mundo de relaciones y, aunque no nos demos cuenta de muchas de ellas, nos ayudan enormemente en nuestra vida diaria.

Y también me recuerda la importancia de saber acompañar a las personas que nos rodean. Pero seguro que se os ocurren muchas más ideas.

Aquí está La rosa y el sapo.
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La rosa y el sapo

Había una vez una rosa roja muy bella; se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.

Notó que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.

Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:

- Está bien, si así lo quieres, me iré.

Poco tiempo después, el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:

- ¡Vaya que te ves mal! ¿Que te pasó? 

La rosa contestó:

- Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. 

El sapo sólo contestó:

- Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.


La Historia de la Semana

sábado, 3 de diciembre de 2011

El dolor

La historia de esta semana trata sobre el dolor interior de las personas. Porque, ¿quién no ha sufrido en esta vida en alguna ocasión?

En mayor o menor grado todos hemos tenido episodios personales que nos han hecho pasar por momentos dolorosos: perder un ser querido, tener una enfermedad, sufrir un desengaño o una separación,... 

Sin embargo, la cuestión que me parece importante para meditar es cómo afrontamos esos momentos en que parece que todo se desvanece en nuestro interior.

La reflexión que nos brinda esta historia es que veamos la situación 'desde fuera' de nosotros mismos, reto ciertamente difícil en esos momentos de dolor pero no imposible, pues cada persona 'es + que uno mismo'.

Así que aquí va el relato titulado El dolor.


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El dolor

Cuenta la historia que, en cierta ocasión, una madre acudió a un anciano monje llevando en sus brazos a un niño muerto. 


Era viuda y ese niño era su único hijo, que constituía todo su amor y su atención. La mujer era ya mayor, de modo que nunca podría tener otro hijo. 

Oyendo sus gritos, la gente pensaba que se había vuelto loca por el dolor y que, por eso, pedía lo imposible: que su hijo volviera a la vida.
Cuando el anciano monje la vio pensó que, si bien no podía resucitar al niño, sí podía al menos mitigar el dolor de aquella madre ayudándole a entender. 

Por eso le dijo que, para curar a su hijo, necesitaba unas semillas de mostaza, pero unas semillas muy especiales: unas semillas que se hubieran recogido en una casa en la que en los tres últimos años no se hubiese pasado algún gran dolor o sufrido la muerte de un familiar. 

La mujer, al ver crecida así su esperanza, recorrió la ciudad buscando de casa en casa esas milagrosas semillas. Llamó a muchas puertas. Y vio que en unas había muerto un padre o un hermano; en otras, alguien se había vuelto loco; en las de más allá había un viejo paralítico o un muchacho enfermo. 

Llegó la noche y la pobre mujer volvió donde el monje con las manos vacías pero con paz en el corazón: había descubierto que el dolor era algo que compartía con todos sus semejantes. 


La Historia de la Semana

martes, 22 de marzo de 2011

Carta de un padre a su hijo

En la sociedad que estamos viviendo es difícil encontrar el momento adecuado para expresar nuestros sentimientos, ilusiones, sueños,.... y al final muchas relaciones se quedan sólo en lo superficial.

Recientemente hemos celebrado el Día del Padre, que se ha convertido en un reclamo publicitario más para incitar al consumo, y por eso quiero incluir en la historia de esta semana un texto que estoy convencido que la mayoría de los padres suscribirían gustosos pero que muy pocos serían capaces de compartir con sus hijos.

Se titula Carta de un padre a su hijo, y le va relatando sus preocupaciones educativas y expresando su cariño.  

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Carta de un padre a su hijo


Querido hijo,

No te prometo, hijo, impedir que tropieces, ni estar pegado a ti para asistirte en la caída. Te estorbaría mi excesiva protección, y te haría extremadamente dependiente. Pero sí te prometo estar ahí, para cuidar tus raspones.


No te prometo, hijo, donarte mi experiencia. No podría ser tuya. Tendrías que adquirirla en carne propia. Pero prometo estar disponible cuando solicites mi consejo.

No te prometo, hijo, solucionar tus problemas, aunque lo haría todo por ti. La solución suele estar en tus manos y no en las mías, pero prometo ayudarte en lo posible y escucharte cuando quieras desahogarte.


No te prometo, hijo, evitarte sufrimientos. No puedo cegarte a la realidad, porque a veces sufrir es necesario para aprender a ser fuerte, pero prometo ofrecerte mi hombro cuando necesites consuelo.

No te prometo, hijo, darte todo lo que quieras. En todo caso es mejor que aprendas que los caprichos y las modas no son importantes pues se olvidan en cuanto se consiguen; pero prometo hacer el mayor esfuerzo para darte lo necesario. 

No prometo, hijo, que serás tú el centro de mi atención; necesito también atender otros asuntos por tu bienestar y el de toda la familia, pero prometo no descuidarte y dedicar un tiempo especial sólo para ti.

No prometo, hijo, caerte bien en todo momento. A veces no te gustará lo que yo diga o haga, porque tengo la obligación de guiarte por el camino correcto. Pero prometo no maltratarte ni humillarte cuando te corrija.

No prometo, hijo, estar a tu lado siempre. Soy mortal como cualquier humano. Pero prometo enseñarte que existe un Padre que sí es eterno y a quien podrás acudir siempre que quieras.
 
No prometo, hijo, ser un padre perfecto, pero prometo poner todo mi amor en el intento.


Con todo mi cariño,


La Historia de la Semana