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sábado, 1 de mayo de 2021

Inseparables

Es una verdad incontestable confirmada por la experiencia que Se recoge lo que se siembra. 

No se puede esperar obtener los resultados apetecidos en cualquier circunstancia si antes no hemos puesto las bases para que así sea. 

Y esto ocurre en todos los campos de la vida. Especialmente cuando hablamos de las relaciones humanas: queremos que los demás tengan  deferencia con nosotros, pero ¿la tengo con los demás?

El video de animación que comparto esta semana trata precisamente de la generosidad, de saber compartir lo que tenemos, aunque nos parezca que lo que poseemos es pobre y sencillo. Porque siempre podemos regalar una sonrisa, un poco de tiempo, una conversación, una compañía,.... ¡Hasta un vaso de agua dice el Evangelio!

Y cuando compartimos algo experimentamos la alegría y satisfacción de saber que estamos en el camino correcto.

El video se titula Inseparables, y muestra la amistad entre dos niños gracias a compartir sus comidas en el colegio. El fondo musical es la canción Iré donde tú vayas. Que lo disfrutéis.

 

La Historia de la Semana

martes, 5 de diciembre de 2017

Snack Attack

El tema de los prejuicios ya ha salido varias veces en el blog, pero nunca está de más recordarlo, pues es fácil dejarse llevar por ellos.

Cuando sólo tenemos en cuenta nuestras ideas preconcebidas de las cosas y cerramos la mente a lo nuevo acabamos cerrándonos en nosotros mismos y siendo el centro de lo que nos rodea.

Por eso hay que estar abierto a la novedad y buscar lo bueno que se nos presenta cada día.

Esta semana comparto una animación basada en el cuento El paquete de galletas, de Jorge Bucay, que ilustra muy bien esta idea de no dejarse llevar por las apariencias externas.  Es de la productora de Eduardo Verástegui y ha obtenido varios galardones.

Y la parte positiva es que siempre es mejor compartir y ser generosos que egoístas y tacaños, y estar juzgando a las personas. 



La Historia de la Semana

sábado, 21 de octubre de 2017

Superhéroes

 ¿Dónde se encuentran los famosos super héroes que aparecen en los comics y series? Todos pensamos que son cosas de la fantasía y la imaginación para acometer misiones extraordinarias, y que no existen en la vida real.
Pero nada más lejos de la realidad: hay personas que se entregan con amor a lo que tienen que hacer aunque parezca una misión pequeña y aburrida, porque lo que determina la heroicidad no es la misión sino la manera de afrontarla.

Comparto esta semana el video promocional del Domund 2017 elaborado por Obras Misionales Pontificias en el que nos desvela que todos podemos ser super héroes cuando ponemos plenamente nuestro amor y corazón en lo que tenemos que hacer. No en vano el lema elegido para este año es Sé valiente. La misión te espera.

Después del video va un sencillo cuestionario para trabajar y reflexionar sobre el mismo. ¡Espero que os guste!





  • ¿Qué puedo hacer yo para ser misionero?
  • ¿Qué puedo hacer por los demás?
  • ¿Puedo hacer hoy mismo algo por alguien?
  • ¿Conozco a alguna persona que ya sea un valiente y que haga cosas admirables? 
  • Si es así, ¿cuál es la actitud concreta que veo en esa persona y que me gustaría imitar?

La Historia de la Semana

domingo, 8 de octubre de 2017

La carta

Uno de los valores más necesarios hoy día es la generosidad con los demás.

En estos momentos sociales prima el egoísmo de ir cada cual a su interés y me ha parecido oportuno e interesante compartir este relato titulado La carta.


Para mí responde a dos preguntas que a veces nos hacemos: ¿cuándo tengo que ser generoso y compartir con los demás?, ¿dónde está Dios en esos momentos?

Ambas cuestiones encuentran su respuesta en esta historia y, como podemos imaginar, es bien sencilla: hay que ejercer la generosidad siempre que sea necesario para el otro, en el que se encarna Dios en ese momento. La protagonista lo hace y descubre que hacer el bien es lo prioritario.

Aquí va a continuación La carta.
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La carta

Ruth miró en su buzón del correo, pero sólo había una car­ta. La tomó y la miró antes de abrirla, pero luego la miró con más cuidado.

No había sello ni marcas del correo, solamente su nombre y dirección. Leyó la carta: 


 Querida Ruth:

Estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte.

Con amor, Jesús
.

Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa. "¿Por qué querría venir a visitarme el Señor? No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle..."

Pensando en eso, Ruth recordó el vacío reinante en los es­tantes de su cocina.


"¡Ay no! ¡No tengo nada para ofrecerle! Tendré que ir al mer­cado y conseguir algo para la cena". Buscó la cartera y vació el contenido sobre la mesa: cin­co dólares y cuarenta centavos.

"Bueno, compraré algo de pan y alguna otra cosa, al menos." Se puso un abrigo encima y se apresuró a salir.

Una hogaza de pan francés, media libra de pavo y un cartón de leche... y Ruth se quedó con solamente doce centavos que le deberían durar hasta el lunes. Aun así se sintió bien. Caminó a casa con sus humildes ingredientes bajo el brazo. 


"Oiga, señora, ¿nos puede ayudar?"

Ruth estaba tan absorta pen­sando en la cena que no vio las dos figuras que estaban de pie en el pasillo.

Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco más que harapos.

"Mire, señora, no tengo em­pleo, usted sabe, y mi mujer y yo hemos estado viviendo allí afuera en la calle y, bueno, está haciendo frío y nos está dando hambre y, bueno, si usted nos puede ayudar, estaremos muy agradecidos..."

Ruth los miró con más cuidado. Estaban sucios y tenían mal olor y, francamente, ella estaba segura de que ellos podrían obtener algún empleo si realmente quisieran.


"Señor, quisiera ayudar, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo son unas rebanadas de pan, pero tengo un huésped importante para esta noche y planeaba servirle eso a El."

"Sí, bueno, sí señora, entiendo. Gracias de todos modos".

El hombre puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y se dirigieron a la salida.

A medida que los ve saliendo, Ruth sintió un latido familiar en su corazón. "¡Señor, espere!"


La pareja se detuvo y volteó a medida que Ruth corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle.

"Mire: ¿por qué no toma esta comida? algo se me ocurrirá para servir a mi invitado...", y extendió la mano con la bolsa de víveres.

"¡Gracias, señora, muchas gracias!"

"¡Sí, gracias!", dijo la mujer, y Ruth pudo notar que estaba temblando de frió. "¿Sabe? ten­go otro abrigo en casa, tome éste", Ruth desabotonó su abri­go y lo deslizó sobre los hombros de la mujer.

Y sonriendo, volteó y regre­só camino a casa... sin su abrigo y sin nada que servir a su invita­do.

"¡Gracias, señora, muchas gracias!"

Ruth estaba tiritando cuando llegó a la entrada.


Ahora no tenía nada para ofrecerle al Señor. Buscó rápi­damente la llave en la cartera. Mientras lo hacía, notó que había otra carta en el buzón.  
"Que raro, el cartero no viene dos veces en un día."  


Tomó el sobre y lo abrió:

Querida Ruth:

Qué bueno fue volverte a ver. Gracias por la deliciosa cena, y gracias también por el hermoso abrigo.

Con amor, ...Jesús.

 
El aire todavía estaba frío, pero aún sin su abrigo, Ruth no lo notó.



La Historia de la Semana

jueves, 22 de diciembre de 2016

El Príncipe Feliz

Comparto esta semana un precioso cuento de Oscar Wilde titulado El Príncipe feliz, un cuento clásico para resaltar el amor y la generosidad de las personas, y muy apropiado para la Navidad.

En estos tiempos donde prima el individualismo y casi todas las personas van a lo suyo, sin tener en cuenta a los demás, los protagonistas de esta historia (la estatua del príncipe y una golondrina) nos dan una lección de amor y generosidad hasta el fin.



En todo momento tienen presente las necesidades de las personas que están en apuros y lo ponen por delante de sus propios gustos. 
 
El cuento original es un poco largo, y aquí va un resmen elaborado por un amigo.

Además he encontrado una versión en animación del cuento completo para niños, que va al final de todo. ¡Espero que os guste!
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El Príncipe Feliz 

 Era una vez un Príncipe que amaba mucho a su país, pero desgraciadamente murió a los 33 años. El Rey, su padre, estaba muy triste y levantó una estatua de su hijo en la plaza principal de la ciudad.

La estatua estaba cubierta de hojas de oro puro y piedras preciosas. Un día, una pequeña golondrina migratoria que se había quedado retrasada de su bandada, se refugió en la estatua. 


Cuando estaba a punto de dormirse, le cayeron unas gotas de agua. Al mirar hacia arriba, se dio cuenta que eran lágrimas del Príncipe.

- ¿Por qué lloras?-, le preguntó la pequeña golondrina.

- Lloro porque hay mucha gente que sufre y vive en la miseria. ¿Podrías quedarte conmigo por un día y ser mi mensajera para toda esa gente necesitada?


La golondrina, que estaba desesperada por reunirse con su bandada, aceptó a regañadientes. Entonces, el Príncipe le dijo:

- Cuando se levante el sol, arráncame una de mis joyas y llévasela a la madre que está cuidando a su hijo enfermo y moribundo; es demasiado pobre para llevarlo al médico.


   
La madre, que recibió el regalo sorpresa, inmediatamente llevó a su hijo al médico.

Entonces el Príncipe convenció a la golondrina para que se quedara unos días más... de manera que cada día la golondrina le arrancaba algunas joyas y láminas de oro para ayudar a las personas necesitadas ... ¡la golondrina permitió que el Príncipe le persuadiera para ayudarle a llegar a todos las personas necesitadas! 

Así, día tras día, la golondrina consumió todas sus energías, hasta que fue hallada muerta a los pies de la estatua del Príncipe, quien ya había sido despojado de toda su riqueza.  

- Tráiganme las dos cosas más hermosas de la ciudad, dijo Dios a uno de su Ángeles

Y el Ángel le trajo el corazón de plomo de la estatua y el pájaro muerto.

- Has elegido bien, dijo Dios, porque en el jardín de mi Paraíso ese pajarito cantará por siempre y en mi ciudad dorada el Príncipe Feliz me alabará.


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Y en video en la versión extendida:

 

La Historia de la Semana

sábado, 9 de julio de 2016

The Other Pair

A punto de comenzar el período de vacaciones he recibido el video que comparto esta semana y que me parece muy interesante para los que trabajamos con niños y adolescentes.

Trata sobre la generosidad, un valor que se va perdiendo en nuestra sociedad, pues cada vez impera más el egoísmo, y que hay que rescatar especialmente en las primeras etapas educativas.


Está basado en un hecho real de la vida de Gandhi y pone de relieve cómo la generosidad siempre tiene su recompensa. Lleva por título The Other Pair, El otro par, y hace referencia al par de zapatos que necesitamos para caminar.

Espero que os guste y sirva como despedida hasta después del verano, cuando volveremos con más historias, cuentos, videos y músicas. Hasta entonces, un abrazo muy fuerte. 




La Historia de la Semana

viernes, 15 de noviembre de 2013

Canicas rojas

La historia de esta semana está basada en un hecho de la década de 1930, en tiempos de otra crisis económica mundial conocida como la Gran Depresión.

Es una historia acerca de la generosidad: 
en tiempos de crisis surgen numerosos problemas sobre los temas más elementales para la supervivencia, pero también es ocasión para sacar lo bueno que las personas llevan en su corazón y practicar la generosidad con el necesitado.

Además me ha recordado dos frases que ilustran muy bien el texto. Una dice: El bien no hace ruido, y el ruido no hace bien, pues no hay que pregonar la bondad sino practicarla.

Y la otra: No seremos recordados por nuestras palabras, sino por nuestras acciones, en alusión a que hay que llevar a la práctica las buenas intenciones.

Y a continuación, la historia titulada Canicas rojas. ¡Espero que os guste!

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​Canicas Rojas


Durante los duros años de la depresión, solía parar en el almacén del Sr. Miller para comprar productos frescos de granja. En aquellos tiempos la comida y el dinero escaseaban, y el trueque era frecuente. 

 
Un día, vi un niño pequeño, con la ropa gastada y sucia que miraba atentamente un cajón de manzanas rojas. 

Mientras yo mismo admiraba las hermosas manzanas, no pude evitar escuchar la conversación entre el pequeño y el Sr. Miller.

- ¿Hola Barry, como estás, quieres algo? 
- Hola Sr. Miller, estoy bien, gracias, solo admiraba las manzanas... se ven muy bien.
- Sí, son muy buenas, ¿como está tu mamá? 
- Bien. 

- ¿Hay algo en que te pueda ayudar?
- No, señor. Solo admiraba las manzanas.
 - ¿Te gustaría llevarte algunas a casa?
- Claro que sí.
- Bueno, ¿que tienes para cambiar por ellas?
- Lo único que tengo es esto, mi canica más valiosa. 
- ¿De veras? ¿Me la dejas ver?

Barry le mostró su tesoro, pero el Sr. Miller no se quedó muy contento. 

- El único problema es que ésta es azul, y a mí me gustan las rojas. ¿Tienes alguna como ésta, pero roja, en casa? 
- No exactamente, pero tengo algo parecido.

- Hagamos una cosa. Llévate esta bolsa de manzanas a casa y la próxima vez que vengas muéstrame la canica roja que tienes. 

- Muchas gracias Sr. Miller. 

Y salió corriendo con su bolsa de manzanas rojas.
La Sra. Miller se acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo:

- Hay dos niños más como él en nuestra comunidad, todos en una situación de extrema pobreza. A mi marido le encanta hacer trueque con ellos por patatas, manzanas, tomates, o lo que sea. Cuando vuelven con las canicas rojas, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los manda a casa con otra bolsa de comida y la promesa de traer una canica color naranja, verde o azul la próxima vez...




jueves, 10 de octubre de 2013

Dar con generosidad

Decían los clásicos con toda su sabiduría que "el bien llama al bien".

El video de esta semana incide una vez más en esta cuestión, aunque difiere un poco del que ya salió por aquí sobre la cadena de favores, Algún día...

Me ha recordado la necesidad de ser generoso con el necesitado, sin esperar nada a cambio, aunque al final el bien siempre retorna al que lo practica. Y por eso decían también los clásicos: Haz bien y no mires a quién

¡A ver si os gusta!




La Historia de la Semana

viernes, 5 de octubre de 2012

Anastasio y Pacomio

La historia de esta semana cuenta un simpático pasaje de la vida de los monjes Anastasio y Pacomio.

Durante los primeros siglos del cristianismo tuvo un gran auge la vida eremítica, en la que las personas, en su deseo de alcanzar la santidad, se retiraban al desierto, dando lugar poco a poco a comunidades que crecían en torno a un monje con fama de santo.

Anastasio fue uno de ellos. Los escritos de esa época revelan una concepción de la vida espiritual muy profunda a la vez que muy sencilla.

Esta historia nos recuerda con un ejemplo práctico algo muy importante: se puede vencer al mal con el bien, aunque hoy día veamos a nuestro alrededor todo lo contrario: 

parece que predomina la venganza, el rencor, la ira, el resentimiento,... frente al perdón, el altruismo, la generosidad, la misericordia,... 

Aquí os dejo con Anastasio y Pacomio, que nos recuerdan una vez más que el bien siempre es preferible al mal.

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Anastasio y Pacomio

El abad Anastasio tenía un libro precioso. El monje Pacomio fue a visitarlo y se lo robó. El abad no quiso denunciarlo para que no se añadiera el perjurio al robo.

Pacomio, que necesitaba dinero, le ofreció el libro a un cambista por 18 monedas. El cambista, como no tenía mucha idea de libros, se lo llevó para tasarlo al abad Anastasio, que era el más entendido. 

-Este libro sí que las vale, le dijo Anastasio.

El cambista fue ante Pacomio y le dijo: 

-Me lo quedo. Anastasio me ha dicho que sí vale las 18 monedas que te ofrecí

Y Pacomio replicó: 

-¿No te dijo nada más Anastasio?

-No, nada más, contestó el cambista. 

-Pues no lo vendo, respondió Pacomio.

Y enseguida fue a Anastasio a pedirle perdón. 

Anastasio le regaló el libro en señal de gratitud. Y Pacomio, admirado, se quedó a vivir con él.
 

lunes, 9 de julio de 2012

De canicas y caramelos

Es un lugar común decir que siempre hay que tener un as guardado en la manga 'por si acaso'.

Efectivamente en muchas situaciones es necesario tener ese argumento suplementario que nos ayude a superar algunas dificultades, y sería el equivalente a tener siempre un 'plan B' por si el plan original fracasa.

Pero cuando se trata de amistad, de amor, de servicio,... no valen medias tintas: si lo afrontamos con reservas siempre nos quedará la duda de si hemos hecho lo debido.

La historia de esta semana en un sencillo relato sobre la generosidad entre niños muy aplicable a los mayores...

Se titula De canicas y caramelos, y aquí va a continuación.

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De canicas y caramelos

Un niño y una niña estaban jugando juntos. El muchacho tenía una colección de canicas y la niña unos cuantos caramelos.  

El niño le dijo a la niña que le daría todas sus canicas a cambio de sus caramelos. La niña estuvo de acuerdo.

Pero el niño se quedó con la canica más grande y  más hermosa, y le dio el resto a la niña. Mientras que la niña le dio todos sus caramelos, tal como había prometido.

Esa noche, la niña durmió plácidamente.  


Pero el niño no podía dormir ya que no dejaba de preguntarse... si la muchacha habría ocultado algunos caramelos tal como él había hecho con su mejor canica.

Y es que, 1) si no se da el cien por cien en una relación, siempre se dudará si la otra persona ha dado también su ciento por ciento...; y 2) lo malo de no ser generoso es que luego se duda de todos los demás.

Así que si quieres dormir bien, ¡no olvides ser generoso en la vida!

 La Historia de la Semana

miércoles, 27 de junio de 2012

Una mirada diferente

Hace unos días hablaba con un amigo sobre si la gente es buena o no, si se puede confiar en ella y si merece la pena hacer el esfuerzo de mejorar como personas.

En estos tiempos de crisis y falta de valores, a veces es difícil encontrar gestos ejemplares que señalen a la gente buena en nuestro entorno, pero estoy convencido de que los hay.

El video de esta semana es una recopilación de cosas buenas filmadas por cámaras de seguridad en diversas ciudades y contribuye a ver el mundo que nos rodea con una mirada diferente: la mirada de la amistad, el amor y la generosidad desinteresada.

Corresponde a una campaña publicitaria iniciada por CocaCola hace un año bajo el lema Hay razones para creer en un mundo mejor.

El texto que acompaña a las imágenes es muy simple y, aunque no haría falta su traducción, dice lo siguiente: 

Las cámaras de seguridad alrededor del mundo también captan:
gente robando besos... 
adictos a la música... 
soldados inofensivos... 
honestos carteristas...
distribuidores de patatas fritas...
ataques repentinos de amistad...
amor y amabilidad...
pandillas de amigos...
bomberos inesperados...
rebeldes con causa y guerreros de la paz...
mucha gente loca y unos pocos héroes anónimos...
¡Veamos el mundo de forma un poco diferente!

El tema musical que acompaña es la canción Give a Little Bit, algo así como Da un poquito en español, del grupo Supertramp, muy famoso en los años 80.

Como es habitual, la letra en inglés y en español va después del video, letra que también es muy apropiada para este tema. 

¡Y sí, yo sí creo que merece la pena hacer el esfuerzo de ser cada día un poco mejores que el anterior!






Give A Little Bit de Supertramp

Give a little bit
Give a little bit of your love to me
Give a little bit
I'll give a little bit of my love to you
There's so much that we need to share
Send a smile and show you care

I'll give a little bit
I'll give a little bit of my love to you
So give a little bit
Give a little bit of your time to me
See the man with the lonely eyes
Take his hand, you'll be surprised

Give a little bit
Give a little bit of your love to me
I'll give a little bit of my love for you
Now's the time that we need to share
So find yourself, we're on our way back home

Going home
Don't you need to feel at home?
Oh yeah, we gotta sing
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En español:

Da un poquito

Da un poquito
Dame un poquito de tu amor
Da un poquito
Yo te daré un poquito de mi amor
Hay tanto que necesitamos compartir
Envía una sonrisa y muestra tu cariño

Yo daré un poquito

Yo te daré un poquito de mi amor
Así que da un poquito
Dame un poquito de tu tiempo
Mira al hombre de los ojos solitarios
Toma su mano, te sorprenderás.

Da un poquito

Dame un poquito de tu amor
Ahora es el momento que necesitamos compartir
Así que date cuenta, estamos regresando a casa

Volviendo a casa

¿No necesitas sentirte en casa?
¡Oh sí!, cantemos.
 
La Historia de la Semana